(Nunca) Elegida
Como animal herido en bandeja te entregué mi confianza. Con el ala rota y el alma en pena abatida por la incertidumbre cedí ante la nula certeza que, siquiera, esta vez yo sería la elegida. Como animal moribundo esperé la bondad de un dios en quien no creo porque nadie se decide por quien da la vida ni el padre por su hijo. Me crucifiqué a la ilusión y con la costilla perforada fallecí ante la realidad. No fui yo no lo era no lo sería En su corazón, huésped fui; visitante usada para pasar el tiempo hasta que llegase quien no soy quien jamás sería: la elegida.