(Nunca) Elegida

 Como animal herido
en bandeja te entregué mi confianza.
Con el ala rota y el alma en pena 
abatida por la incertidumbre 
cedí ante la nula certeza 
que, siquiera, esta vez
yo sería la elegida.

Como animal moribundo
esperé la bondad de un dios 
en quien no creo porque
nadie se decide por quien da la vida
ni el padre por su hijo.
Me crucifiqué a la ilusión
y con la costilla perforada
fallecí ante la realidad.

No fui yo
    no lo era
    no lo sería
En su corazón, huésped fui;
visitante usada para pasar el tiempo
hasta que llegase
    quien no soy
    quien jamás sería:
la elegida.

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